Jamones de Serón, desde 1880 ofreciendo un Jamón Serrano de calidad exquisita
¿Cuáles son las características de este jamón con casi más de un siglo de tradición? Te las contamos.
En el ámbito de la industria del cerdo de raza ‘blanca’, el Jamón Serrano es sin duda el producto con mayor cotización en los mercados. En este sentido, los Jamones de Serón son unos de los productos más conocidos, con una calidad diferenciada que les hizo valerse en 2012 de la IGP (Indicación Geográfica Protegida).
La empresa productora de Jamones de Serón más antigua: Jamones de Serón 1880, fue fundada en las últimas décadas del siglo XIX. Pero la práctica de la curación doméstica del jamón llegó a Serón hace más de cinco siglos, en realidad, se extendió por todo el sur de la península tras la reconquista de Granada y Almería, ya que los Reyes Católicos, introdujeron el consumo de productos derivados del cerdo como una medida político-religiosa para señalar a los moriscos y obligarlos a convertirse al cristianismo.
Hoy en día, hablamos de un sector consolidado en la región, con varias empresas, que concentran el 50% de sus ventas en países como Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Brasil o México. La localización de Serón, a una altitud de 900 metros, favorece un microclima perfecto para la curación de jamones. Cuenta con unos inviernos y veranos moderados y, además, con la ausencia total de contaminación que lo convierten en un emplazamiento idóneo.
Pero, si bien cuentan con la ubicación perfecta, una curiosidad que debes saber es que sus cerdos no se crían allí. Según regulación, pueden utilizar para la elaboración de sus jamones, cerdos de raza blanca criados en países de la Unión Europea, (aunque principalmente la mayoría sean comprados en España). Las razas usadas, eso sí, deben ser las siguientes: Large White, Landance, Blanco Belga, Pietrain, Chato Murciano y Duroc. (Como bien sabes, ésta última es conocida por mejorar la infiltración de grasa en la carne del cerdo blanco, lo cual influirá de forma positiva en el sabor final).
Y por fin llegamos a lo que, precisamente, diferencia al Jamón de Serón del resto, el sabor ligeramente dulce, debido a un periodo de salazón reducido, y unos matices únicos que vienen dados por las plantas aromáticas que crecen en la Sierra de Los Filabres, como son el tomillo, o el romero.
Toda una delicia reconocible por un color rojo y brillante al corte y una grasa con consistencia untuosa, brillante, y de coloración blanca-amarillenta, que no debes dejar de probar.