Hoy, te hablamos de una afección bastante común en los jamones, aunque ciertamente desagradable. Son los famosos piojillos del jamón o ácaros. (Si, esos mismos que podemos encontrar en nuestro hogar, causantes de alergias varias, pero en este caso, pueden ser además los posibles culpables de que nuestro jamón se haya echado a perder).

Normalmente, estos piojillos vienen de fábrica y es que, suelen atacar a nuestra pata de jamón en la etapa de maduración, cuando todavía está en secaderos y bodegas, pudiendo estar relacionada su aparición con cambios en la humedad y la temperatura. Aunque también, pueden afectar a tu pieza de jamón ibérico estando ya en casa, y habiéndolo incluso empezado. 

¿Cómo saber si tu jamón tiene ácaros?

Primer síntoma (y quizás el más evidente), los podrás ver. Normalmente, tienen un color blanquecino que puede variar hasta el marrón, y cubrirán de forma total o parcial tu jamón.

Si esto te pasa nada más empezar tu jamón, devuélvelo. Seguramente, la empresa no sea consciente de que sus jamones tienen esta afección y al informarles, podrán comprobar que las condiciones de sus bodegas son las adecuadas. 

Si, por el contrario, percibes la presencia de estos piojillos al tiempo de haber empezado tu pata de jamón, puedes proceder a limpiar la parte afectada, (cortando el trozo con la afectado), para posteriormente fundir tocino o manteca y recubrir toda la pieza. Con esto, conseguirás evitar la proliferación de dichos ácaros en otras zonas.  

Lo que nunca debes hacer, por mucho que te lo aconsejen, es lavar el jamón con agua, o congelarlo, o usar algún tipo de producto químico. En primer lugar, porque no evitarás la proliferación de los ácaros, es más, el agua incrementaría el nivel de humedad. Y, en segundo lugar, porque recuerda que tu jamón ibérico es un alimento, y por eso deberías evitar añadir ningún elemento químico que pudiera resultar nocivo para tu salud. 

Terminamos recordándote que para mantener en buenas condiciones y durante el máximo tiempo posible tu jamón ibérico, deberás ubicarlo en un sitio con unas condiciones higiénicas óptimas, y, además, te recomendamos que te deshagas de la funda y la cuerda que trae para colgarlo.