El aceite de oliva, producto presente en la mayoría de los hogares. Un zumo que proviene de la aceituna, y que es nuestro bien más preciado. Por eso, es justo que sepamos conservarlo adecuadamente para disfrutar de su calidad durante el mayor tiempo posible.
- Para empezar, es muy, muy importante mantenerlo alejado de cualquier fuente de calor. Ya que la exposición a altas temperaturas puede dar lugar a un cambio en su textura. Lo recomendable es que esté a una temperatura entre los 16-24 grados centígrados, pero si vives en zonas donde hace mucho calor, tu solución pasa por guardarlo en el frigorífico. No debes preocuparte por el exceso de frio, o si lo ves solidificarse. El aceite volverá a su ser en cuanto lo pongas a temperatura ambiente.
- Los envases más adecuados para conservar el aceite, siempre son de lata o de vidrio oscuro. Y es que otro de los factores que puede afectarle es la exposición a la luz. Por eso, si tu envase es transparente procura guardarlo en un lugar oscuro o con poca luminosidad.
- El aceite de oliva virgen extra es conocido por todas sus propiedades antioxidantes, pero, aun así, si se acaba dejando por tiempo prolongado con una exposición al oxígeno, acabara rancio. Es por eso que debes conservarlo en un envase cerrado. Y alejado a ser posible, de productos con aromas intensos, correrás el riesgo de que los acabe absorbiendo.
- Para terminar, hablaremos de los polifenoles. Sustancias que, con el paso del tiempo, simplemente se van reduciendo, sin que podamos hacer nada para evitarlo.
Deberás tener en cuenta, que estos consejos de conservación, se bien, pueden usarse de forma general, se refieren de forma específica, al aceite de oliva virgen extra. Y es que, el resto de aceites pueden provenir de mezclas de aceite de oliva y refinados, y por lo tanto contener impurezas o humedad, que acorten su tiempo de vida.
Esperamos haberte ayudado con la conservación del aceite de oliva.
Y, como siempre, ¡Nos vemos en el próximo post!