En general, todos sabemos que el DOP es un concepto que distingue los productos en el área de donde proviene. Es decir, las características del producto y deben ser esenciales para el entorno geográfico en el que se produce, procesa y prepara. Pero, ¿qué significa esto realmente para el consumidor?
Las Denominaciones de Origen pueden designar un país o una región, como la DOP Castilla y León y la Ribera del Duero.
Los productores que se benefician de la denominación de origen se comprometen a mantener la mayor calidad posible y también a mantener ciertos usos tradicionales en la producción.
Una forma de distinguir los productos fabricados en un territorio determinado para que el consumidor tenga la certeza y la confianza de que el producto que se anuncia es en realidad el producto consumido. Una forma de protegerse, después de un largo tiempo de fabricación y cultura, de los productores de otras áreas que deseen aprovechar el buen nombre que han creado los originales.
Un claro ejemplo es la Denominación de Origen Champagne, su aprobación hizo que los productores de vinos espumosos, la producción del método champagne, tuvieran que inventar otros nombres. Como en el caso de España, conocido como «cava».